jueves, 17 de julio de 2008

Viaje turístico La Paz-Guaqui en tren por Bs 20 a Bs 80


El silbato suena insistente. El tren está a punto de partir. Son las 08.00 del domingo 13 de julio. La calle Arica, detrás del cementerio de Santiago I de El Alto, está semivacía. El polvo vuela en el ambiente, avivado por las llantas de los escasos taxis que trasladan pasajeros.

Una vía amplia y llena de tierra hace de estación. El acceso a ella está lleno de baches y protuberancias del suelo. La única manera de llegar es en taxi o en los minibuses de la líneas 642 y 699 que pasan sólo por la Ceja de El Alto.

La asesora legal de la Ferroviaria Andina, Cinthya Aramayo, cuenta que la Alcaldía de esa urbe construyó una estación apta para los pasajeros del Tren Turístico. Sin embargo, la empresa no la usa porque está dentro de los depósitos de la Aduana Nacional de Bolivia, en la avenida 6 de Marzo, y esta entidad no abre sus oficinas en domingo. En la actualidad, Andina negocia que se construya una pared que divida ambas instalaciones.

Los pasajeros, vestidos en su mayoría con abrigos y chalinas, suben rápido. La locomotora sale en punto, por eso, los viajeros deben llegar una hora antes.

El Tren Turístico que recorre El Alto-Tiwanaku-Guaqui-Desaguadero es amplio. Tiene cinco vagones: el ejecutivo, el popular, el comedor, el grupo generador (donde se produce la electricidad) y la locomotora.

El popular tiene capacidad para 90 personas, dividido internamente en tres compartimientos. Sus sillones son amplios y están forrados con una gruesa cubierta café. Las grandes ventanas permiten divisar las pampas amarillentas del altiplano, el sol radiante y una infinidad de pequeñas casas solitarias hechas de adobe y dispersas a lo largo de los 87 kilómetros del trayecto.

El costo de este servicio ida y vuelta es de 20 bolivianos, pero el monto no da derecho a más. En el viaje, la empresa The Gales Service, concesionaria del comedor de los trenes de Andina, ofrece sándwiches a cuatro y a nueve bolivianos, mates a tres; gaseosas a cinco; leche a cuatro bolivianos, entre otros.

Pero uno también puede llevarse su propia merienda. Gregoria Pallarico se levantó a las cuatro de la mañana para granear arroz, pelar papas, cocer el chuño, los huevos y freír la carne para el almuerzo de Isidro Cachi y sus tres hijos que viajaron con sus respectivas familias. Casi tres generaciones llenaron la mitad de un compartimento. Gregoria se enteró de la existencia de los viajes gracias a uno de sus hijos que trabaja en la ferroviaria Andina, quien reservó los boletos. Éstos están a la venta en la Ferroviaria Andina, ubicada en la calle Fernando Guachalla No. 494 esquina Sánchez Lima. Teléfono: 2416545.

El viaje en clase ejecutiva vale 80 bolivianos ida y vuelta. Los vagones habilitados para este servicio tienen capacidad para 56 personas. Todos van cómodamente sentados en sillones giratorios y acolchonados. Hay aire acondicionado, calefacción y un televisor grande. El comedor está próximo a este sector. La concesionaria ofrece platos nacionales e internacionales a 20 bolivianos. El comedor tiene espacio para cerca de 40 personas. Además, tanto la clase ejecutiva como la popular cuentan con sanitarios limpios.

La vida de todos los turistas depende de Germán Ortega, quien es maquinista desde hace 38 años y estuvo en la Empresa Nacional de Ferrocarrilles (Enfe). Él es una de las 12 personas que trabajan abordo del tren que, por su ritmo natural, recorre tambaleante y lento toda la ruta.

El viaje de El Alto a Tiwanaku es de 67 kilómetros. Dura alrededor de dos horas. Allí, los turistas pueden visitar las ruinas, cuyo ingreso para nacionales es de 10 bolivianos y extranjeros, 80.

El templo de Kalasasaya es uno de los más llamativos. Está formado por una pared de piedras paradas de color rojizo oscuro, que hace miles de años fue un observatorio astronómico. En el lugar se respira un frío aire místico que sopla a la cara.

Al fondo, en uno de sus costados se levanta la Puerta del Sol, que contiene un sinnúmero de figuras aladas talladas en una sola piedra y al centro el dios Inti, todas dispuestas como un antiguo calendario andino.

Los monolitos Ponce, Barbado y el templete semisubterráneo, compuesto por un recinto con cientos de rostros de hombre tallados en piedra, constituyen otros de los atractivos.

La incursión prosigue a Desaguadero, donde el Museo de los Ferrocarriles y el buque naviero son los principales atractivos de la zona.

El Tren Turístico presta servicios al público desde abril de este año.

Andina analiza ampliar su cobertura y aplicar tarifas diferenciadas para extranjeros.

Sólo por agosto y debido al referéndum, el viaje se cumplirá el tercer domingo del mes.

No hay comentarios:

Publicar un comentario