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miércoles, 3 de diciembre de 2008

ASPECTOS GENERALES

Constituyen, como se dijo, una parte del desvió que permite la separación de vías. Por extensión se las de¬signa frecuentemente con el nombre de agujas.

Los aparatos de mayor empleo son los cambios sencillos, en los cuales, una sola vía, la vía desviada (figura 7.1), se separa de la vía general, llamada también vía principal o vía directa.

Los primeros cambios construidos (llamados en Francia Sautereles) se componían de agujas o rieles móviles, A1 B1 y A2 B2 (figura 7.8), articulados en el origen de la vía desviada, A1 A2, por medio de una jun¬ta floja, de este modo podían ponerse en prolongación de una u otra, de las vías divergentes. Claro es que con esta disposición, cualquier circulación que tomara la vía para la cual no están dispuestas las agujas, descarrilaría inevitablemente.



Por este motivo, no se emplea este tipo de cambio, ni otros deriva¬dos en las vías de líneas de explotación; su sencilla y robusta construc¬ción le han hecho, generalizarse en las vías móviles de tra¬bajos, sobre todo cuando sobre ellas se utilizan vagonetas movidas a brazo, por lo que se le designa, a veces, con el nombre de cambio de contratista.

Los aparatos ferroviarios comprenden por el contrario, en el inte¬rior de los dos rieles exteriores continuos C1 y C2 (figura 7.7), dos piezas, A1T1 y A2T2, móviles alrededor de sus extremos T1 y T2 del lado del cruzamiento, y de forma conveniente para adaptarse progresivamen¬te a dichos rieles. Estas piezas, llamadas espadines de aguja o simplemente agujas, presentan una extremidad afilada, origen del desvió en el punto de su adaptación a los rieles exteriores, que se denominan contra agujas; el otro extremo T1 o T2, alrededor del cual se efectúa la rotación, recibe el nombre de talón.

En los cambios corrientes, ambos espadines se mueven solidariamente, a cuyo efecto se enlazan por dos o más tirantes, de los cuales el inmediato a la punta se articula a la barra de maniobra que pasa bajo los rieles; estos tirantes sirven también para mantener entre los espa¬dines la separación apropiada para que cuando uno de ellos se encuentre pegado a su contra aguja correspondiente, el otro deje libre el paso a las pestañas de las ruedas. Si así no fuera y pudieran encontrarse ambas agu¬jas, simultáneamente, pegadas o separadas de sus respectivas contra agujas, se producirá el descarrilamiento de las ruedas, en el primer caso por estrechamiento de la vía, al rodar aquéllas sobre ambas agu¬jas, y en el segundo caso por ensanchamiento de la vía, al rodar ambas ruedas de un eje sobre los rieles exteriores.

Un cambio puede ser tornado de punta o de talón. En el primer su¬puesto, un tren que provenga del tronco común tomará una de las agujas por la punta, y seguirá la dirección que ésta le imponga; en el segundo caso tomará las agujas de talón, y encentrará la vía abierta si el cam¬bio ha sido debidamente maniobrado para la vía que trae el tren. Si por error, la maniobra del cambio, se encuentra cerrada para dicha vía, las pestañas de las ruedas se insinuarán entre la aguja y la contra aguja y forzaran a aquélla a separarse de ella, rompiendo los tirantes que mantenían la separación normal entre ambas agujas. Se dice entonces que el cambio ha sido talonado.

El talonamiento de un cambio corriente no provoca necesariamente el descarrilamiento del tren que lo produce; pero si éste retrocede sin otra precaución, después de ocurrido, es frecuente el descarrilamiento, sobre todo si el cambio no ha sido rebasado por toda la longitud del tren por causa de tomar parte de éste la vía directa, y parte, la desviada; accidente que suele ocurrir, por imprevisión de los agentes en las maniobras de estaciones.

Existen, sin embargo, aparatos talonables, que se colocan para satisfacer conveniencias locales, y en los que cada espadín se maniobra independientemente, pudiendo ser normal o accidentalmente talonados para la circulación, sin deterioro de los mismos.

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