lunes, 1 de abril de 2013

Perdido en el tiempo el tren a vapor de Paraguay, una reliquia del siglo XIX

El tren a vapor y los talleres centrales de la locomotora de Paraguay, toda una empresa de vanguardia de finales del siglo XIX que hoy -perdidos en el tiempo- se erigen como una reliquia en un país carente de servicio ferroviario.

Como un gigante dormido o una imagen salida de una estampa yace estacionada una antigua locomotora que recibe a los visitantes y turistas a pasos de la estación y ante el imponente Museo Vivo de los Talleres del Ferrocarril de Sapucai, al sureste de Asunción.

Ese establecimiento, emplazado a unos 90 kilómetros de la capital paraguaya, guarda las maquinas -aún operativas a vapor- que fueron instaladas en 1894 y que eran empleadas para el mantenimiento, fabricación y reparación de las locomotoras, emblemas de pujanza y prosperidad de épocas pasadas.

Paraguay carece actualmente de red de trenes, aunque fue uno de los primeros países del continente en contar con ferrocarril, que inauguró en octubre de 1861 con un primer trayecto de pasajeros entre Asunción y el entonces municipio (hoy barrio) de Trinidad.

Los talleres de Sapucai, instalados estratégicamente ante un cerro del que se nutre del agua que emplea, cuenta, además, con los almacenes y museo que guardan el mobiliario, aparatos de comunicación de la época como telégrafos y antiguos teléfonos que en su conjunto pueden ser apreciados en un recorrido temático.

"Lo que se ve en Sapucai es algo único a nivel regional. No creas que te vas a cualquier país y lo vas a seguir encontrando, un antiguo taller que todavía tenga el sistema de transmisión a vapor", dijo a Efe el presidente de Ferrocarriles del Paraguay S.A. (Fepasa), Marcelo Wagner.

El titular de Fepasa recordó que los talleres del tren de Sapucai están catalogados como patrimonio histórico cultural del país y que promueven actualmente el reconocimiento ante la Unesco de ese centro turístico como patrimonio histórico mundial.

Ese proyecto también busca la restauración de la denominada Villa Inglesa, cercana a los talleres y que conforma las antiguas casas donde residían los ingenieros, mecánicos y especialistas ingleses que fueron contratados para la instalación y operación de las primeras locomotoras.

"Hoy sigue vigente este esplendor y esta ingeniería. No hay ningún cambio sustancial en ninguna de las máquinas", relató el presidente del Centro de Industriales Metalúrgicos (Cime), que trabajó en la restauración de los talleres, Ramiro Vargas Peña.

"Hay un asombro de cómo ellos manejaban en aquella época este nivel de cosas que prácticamente son las mismas que se manejan hoy. Solamente cambiaron la fuerza motriz, antes era a vapor", resaltó.

Consideró que en esa época todo era "más natural y rústico".

"No había luz eléctrica (...) Y para un ferrocarril se necesita gran cantidad de agua. Eso se encuentra acá arriba en los cerros y llega por desnivel a los talleres. Ese fue el motivo por el que se instalaron en Sapucai la estación principal y los talleres", reseñó.

"Este era el motor, el pulmón de la ciudad de Sapucai. En la época de esplendor había más de 600 trabajadores adentro, directamente, indirectamente había más gente", dijo, por su parte, el secretario general de la Municipalidad (Alcaldía) de Sapucai, Claudio Báez.

No obstante, lamentó que por desidia se dejó "morir lentamente al ferrocarril".

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