martes, 4 de junio de 2013

Charaña y Visviri piden el retorno del ferrocarril



El tren Arica-La Paz no solamente traía y llevaba carga entre Chile y Bolivia, también impulsaba el desarrollo económico de la región, gracias al comercio. Las autoridades de Visviri (Chile) y Charaña (Bolivia) rememoran con nostalgia el paso de las locomotoras y confían en que sus comarcas tendrán mejores opciones de crecimiento con la reanudación de las operaciones ferroviarias. Y piden que esto se implemente de una vez.

Entre las dos poblaciones hay casi cuatro kilómetros de distancia. Ambas están separadas por una puna amplia y, a lo lejos, se erigen las cabezas blancas de los nevados de Parinacota y de Pomarape. La gente de las dos comunidades enarbola banderas diferentes, pero tiene la misma cultura, según el alcalde charañeño, Vladimir Montes. “Somos municipios aymaras. Tenemos, inclusive, las mismas artesanías, entre otras cosas”. Esas “otras cosas” son festividades y ferias populares.

Esperanza. Charaña pertenece al departamento de La Paz y, de acuerdo con los datos del Instituto Nacional de Estadística, allí viven 2.882 personas; la mayoría es comerciante o se dedica a la ganadería, sobre todo la crianza de camélidos. Al otro lado de la frontera, en Visviri, el número de pobladores se reduce casi a la mitad: los datos oficiales de la nación vecina indican que en ese confín existen 1.179 habitantes; los más igualmente apuestan por los camélidos.

El intercambio comercial entre estos dos terruños agrestes era más fluido en antaño. Cuando funcionaba el ferrocarril binacional, el paso de mercadería y de pasajeros los resucitaba. “El tren era y es muy importante para nosotros porque generaba empleos y mucha gente viviría gracias a las locomotoras”, explica Álex Castillo, administrador visvireño (especie de subalcalde). En consonancia, Montes remarca que la inoperatividad sobre los carriles de Visviri a Arica ha erradicado una buena parte de las fuentes laborales.

“Los pobladores de la zona fronteriza están emigrando y los charañeños trabajan en lo que se puede, con sueldos muy bajos. Si repusieran el servicio ferroviario desde Chile esto volvería a ser como antes, y los que se fueron volverían”. Castillo también espera que “más pronto que tarde” las locomotoras y los vagones retornen en el lado chileno, como sucedía hasta 2005. “Ojalá que todo sea como antes para el beneficio de nuestros habitantes”.

En el pasado, cuando este epicentro de transbordo comercial y de personas funcionaba —hoy solamente el buscarril opera en la vía construida en suelo boliviano—, se instalaron al menos 50 quioscos para atender a los viajeros en Charaña; ahora sólo hay tres puestos de comida en la estación de esa localidad. “Si vamos a tener otra vez el servicio del tren, seguro vamos a mejorar la calidad de vida de nuestros habitantes”, sentencia Montes.

Hace un par de semanas se desarrolló un encuentro trinacional de criadores de camélidos y se apunta a repetir el evento el siguiente año. Una de las “otras cosas” que une a bolivianos, chilenos y peruanos. Por ahora, son esfuerzos locales los que activan la economía de charañeños y visvireños, hasta que vuelva el ferrocarril.

La trata de personas, un problema

En la triple frontera conformada por Bolivia, Perú y Chile existen preocupaciones compartidas. El último recelo de las autoridades locales son dos posibles casos de trata de personas. En noviembre de 2012, una menor fue sacada de tierra boliviana e internada en suelo chileno. Esto sin el consentimiento de uno de sus progenitores. Los funcionarios policiales bolivianos y chilenos tomaron cartas en el asunto y lo resolvieron con la devolución de la muchacha a sus familiares.

A mediados de mayo se supo de un peruano que trasladó a dos jóvenes bolivianas hacia Chile. Lo hizo también sin la autorización de sus padres y evitando los controles migratorios que existen en los pueblos fronterizos. El infractor fue localizado y se espera que un juez solucione el conflicto.

Otro de los problemas en la región es el contrabando. Se descubrieron huellas de ruedas de vehículos que recorren clandestinamente la zona. Por ello, carabineros chilenos efectúan operativos sorpresa. Y la Aduana de Bolivia tiene presencia en el lugar con efectivos del Control Operativo Aduanero (COA).

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