jueves, 27 de noviembre de 2014

Queremos nuestro ferrocarril

La noticia de la posible construcción de un tren bioceánico, que complementaría la integración física de por lo menos tres países, entre ellos Bolivia, ha traído consigo el tema de la restitución de nuestro ferrocarril, capitalizado en diciembre de 1995, cuyas funestas consecuencias trascienden aquel acto político y están presentes hoy, con el saqueo y venta de la estructura férrea.

Hablamos de la longitud de rieles que alcanzaba a los 2 mil 261 kilómetros y disponía de 30 locomotoras existentes en el año 1995. La Red Oriental tenía 23 locomotoras en servicio. ¿Dónde están aquellas rieles y locomotoras?

CAPITALIZACIÓN

El 8 de diciembre de 1995, la alianza política integrada por el Movimiento Nacionalista Revolucionario (MNR), Movimiento Bolivia Libre (MBL), y Unidad Cívica Solidaridad (UCS) aprobó el decreto 24177, que en apariencia defendía el patrimonio de la Empresa Nacional de Ferrocarriles (ENFE), pero que en los hechos lo enajenaba.

El decreto del 8 de diciembre de 1995, en su artículo primero, estipulaba: “Son bienes afectados al servicio público ferroviario: Las vías férreas principales y auxiliares; derechos de vía de hasta 15 metros a cada lado del eje de vía, estaciones, subestaciones, sus márgenes de seguridad, almacenes, edificios, bodegas, cuadros de estación que sean necesarios para las operaciones ferroviarias de transporte de pasajeros y carga, incluidos andenes, plataformas, espacios para acceso, circulación, espera … y ¡obras de arte!”

El decreto 24177 no dejó nada al descuido: “Las maestranzas, establecimientos de reparación del material rodante y equipos, edificios necesarios para las operaciones de mantenimiento espera de reparación y espacios para depósitos de materiales (…) Los bienes destinados a actividades administrativas y auxiliares de las mismas; edificios dedicados a los servicios técnicos de apoyo, terrenos destinados a instalaciones fijas de cualquier tipo, incluso cuando no tengan continuidad con las vías y estaciones”.

“Artículo Tercero: Dispónese la transferencia a título gratuito a favor del Estado, de los bienes de propiedad de ENFE que se encuentren afectados al servicio público ferroviario; Artículo Cuarto: Los bienes del Estado no afectados al servicio público ferroviario que se encuentren bajo administración de ENFE, continuarán bajo administración de dicha Empresa”.

El Artículo Séptimo, a la letra dice: “Para la identificación de los bienes afectados al servicio público ferroviario, ENFE deberá levantar un inventario definitivo, incluyendo su delimitación topográfica…”

RIQUEZA DE ENFE

La Empresa Nacional de Ferrocarriles (ENFE) fue creada en 1964 como una entidad autárquica de derecho público y personería jurídica propia, para la administración de los ferrocarriles nacionales.

Antes de la privatización, ENFE tenía las siguientes características: la Red Andina (FCA) transitaba sin percances por el ferrocarril La Paz, Oruro, Uyuni, Tupiza, Villazón, además de unir los ramales de El Alto, Guaqui, Viacha, Charaña, Uyuni, Abaroa, Oruro, Cochabamba; Machacamarca, Uncía, Río Mulato, Potosí, Sucre Tarabuco. La longitud de rieles alcanzaba a los 2 mil 261 kilómetros y disponía de 30 locomotoras.

La Red Ferroviaria Oriental (FCO) contaba con mil 369 kilómetros de longitud y su recorrido unía las rutas de Santa Cruz, Montero, Santa Cruz-Yacuiba y Santa Cruz-Puerto Suárez. Antes de la capitalización la Red Oriental tenía 23 locomotoras en servicio.

MERCADO

Un documento posterior al proceso de privatización insiste en que “los índices de cantidad y precio del Instituto Nacional de Estadística (INE), nos demuestran que el mercado del transporte ferroviario creció en un 24 por ciento entre 1995 y 1998 (…) El comportamiento financiero de las empresas del subsector es el siguiente: la Ferroviaria Oriental en 1996 registró utilidades por 84 millones de bolivianos. Su nivel de venta permaneció alrededor de los 200 millones de bolivianos por año, logrando su pico en 1998 con 212 millones de bolivianos”. Datos provenientes del Ministerio de Capitalización, Superintendencia de Transportes y Federación de Empresarios Privados de Cochabamba.

Es decir, buenas noticias para un ferrocarril enajenado.

SAQUEO

El desmantelamiento de antiguas vías férreas, estaciones, maestranzas y restos de trenes en el área occidental de nuestro país pignora lo que sobrevive de aquel patrimonio histórico, sin que autoridades del ramo castiguen a grupos y personas que cometen el hurto.

Los rieles, sin los cuales no hay ferrocarril, han sido abandonados desde la capitalización y en tan largo espacio de tiempo, individuos y grupos saquean las vías para venderlas a constructores y municipios ubicados en el altiplano boliviano. Por ejemplo, según conocedores del tema, tramos ferroviarios de La Paz a Oruro y de Oruro a Cochabamba, virtualmente no existen.

El saqueo de rieles hace sumamente difícil que el ferrocarril retorne a sus dominios, anteriores al proceso de capitalización de 1995, en caso de que se lo proponga el Estado boliviano.

En ferias populares de El Alto de La Paz y de la ciudad de Cochabamba se venden pedazos de riel a modo de “yunques” y lo que aún resta de las locomotoras, transformado en chatarra que, se dice, vendida de contrabando a fundidoras supuestamente del Perú.

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