La justicia investiga las circunstancias del siniestro y las posibles causas, mientras aumenta la polémica sobre la necesidad de depurar responsabilidades para evitar que la tragedia se repita en el futuro.
El tren, que había estado dos meses parado por problemas técnicos, tenía entre 40 y 50 años de antigüedad, transportaba 1.500 pasajeros y, como es habitual en la red de cercanías de Buenos Aires, hacía su recorrido con varias puertas abiertas, según testigos.
Unas condiciones familiares para los usuarios del ferrocarril argentino, acostumbrados a trenes desvencijados, sin puertas o sin ventanillas, sucios, viejos y, con frecuencia, con deficiencias técnicas.
No siempre fue así. Argentina llegó a tener una de las mejores redes ferroviarias latinoamericanas.
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