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jueves, 27 de julio de 2017

Tren Bioceánico: En agosto se evaluará el avance



El ministro de Obras Públicas, Milton Claros, informó que en agosto se realizará una reunión presencial para informar sobre el avance de las mesas de trabajo del proyecto del tren bioceánico de los últimos seis meses.

“El trabajo técnico (respecto al Corredor Ferroviario Bioceánico de Integración) se realiza cada mes y en agosto será presentado un informe de los avances de las mesas técnicas que se llevaron a cabo a través de videoconferencias”, manifestó.

En las reuniones participan las delegaciones de Bolivia, Perú, Paraguay y Brasil, a pesar de que este último país no firmó todavía el memorando de entendimiento que confirmará su adhesión al proyecto.

El Grupo Operativo Bioceánico (GOB) realizó su primera reunión el 25 de abril del presente año y trabaja en las cuatro mesas (financiera, especificaciones, técnico-normativo y regulatorio) que establecieron los países socios: Bolivia, Perú y Paraguay, además de Brasil.

Respecto a la adhesión de Brasil al proyecto de integración, la autoridad dijo que aún se espera la comunicación de Brasil para definir una reunión en la que se firmará el memorando de entendimiento y destacó el interés del país vecino de formar parte del tren bioceánico.

El proyecto tiene previsto unir el océano Atlántico (puerto Santos en Brasil) con el océano Pacífico (puerto de Ilo en Perú) a través de una vía férrea que pasará por Bolivia (Santa Cruz, Cochabamba, Oruro y La Paz).

Se tienen cuatro estudios de preinversión elaborados por Bolivia, que son considerados por los demás países.

domingo, 23 de julio de 2017

Réquiem para Parotani

Todavía escucho el grito de mi amigo que cayó entre los dos vagones de carga de un tren parado en la estación ferroviaria de Parotani.

Serapio era el sheriff del lugar y yo el jovencito enamorado de la hija del médico. Era perseguido por haber violado la ley de Parotani que prohibía enamorarse de la gente de lugar, y Mimi era del lugar, el afuerino - como siempre - era yo.

Inspiraban nuestros juegos las películas de vaqueros que llegaban en tren en la valija de uno de los Antezana, quizá tío del Cachín, que recorría con su proyectora de estación en estación la ruta de Cochabamba a Oruro. Nunca supe si Gary Cooper y James Stewart pasaban de Buen Retiro donde la imaginación nos decía que vivía Janet Leigh la rubia y Ava Gardner la embrujadora o llegaban a Oruro metidos en los grandes carretes del cinero Antezana.

Parotani era el lugar donde se mezclaban los idiomas, no sólo el quechua y el castellano sino el ¡Open the gate! Apaches jamushanku.

En aquel entonces no se concebía pueblo sin estación ferroviaria. Era imposible pensar en llegar a Changolla o Arque por carretera. No, ¡qué va! para eso estaba el tren de la Bolivian Railway Co. que pasaba por unos túneles oscuros aprovechados por el Tata K´alincho para meter mano a las imillas que viajaban en segunda, porque en primera viajaba mi abuela y otras damas de la sociedad rural de esos valles inmaculados.

Ya quinceañero solía filtrarme a segunda porque en esos coches viajaban las vendedoras de frutillas de Vinto, peramotas y uvas de Capinota, y más tarde las chicheras que gritaban a voz en cuello: ¡Ak´a caserito!, Además, entre los coches, había un pasillo pequeño adecuado para enamorados y para los fumadores sin edad para hacerlo; mis primeros Derbys robados de la cajetilla del abuelo Manuel María fueron pitados en ese lugar y también mis primeras "carnes toquendas", rodillitas metiendo se produjeron en esos ámbitos.

La estación ferroviaria de Parotani era el escenario de encuentros y separaciones o se convertía en punto de partida de un nuevo rumbo.

Gracias a la magia de los horarios, la estación se convertía en plaza pública con comideras, refresqueras y k´ateras que cataban a coro desorejado: Fresco de orejón, habaspejtu, chicha de Quillacollo, empanadas calientitas, c´hanka de pollo caserito.

La presencia de miles de rostros desconocidos que nos miraban desde los coches de primera y segunda, era caldo de cultivo para crear historias de amor. "Te diste cuenta, se quedó mirándome. En qué estación se bajará. Tal vez vuelva en el tren de esta noche".

Para nosotros, que no pasábamos de los quince años, viajar en tren tenía un halo de misterio y de adultez. Era traspasar no una frontera sino varias.

Tenía amigos que nunca habían puesto el pie en los trenes de pasajeros. Escuchaban deslumbrados mis relatos sobre el coche comedor. No podían entender que en el último coche del convoy estaba el comedor y la cocina donde se podía freír huevos y hervir sopas de fideos o de verduras.

Les contaba que yo entraba como el gran señor y pedía una taza de café humeante, tostadas, mantequilla y mermelada. Y, si viajaba de noche, lo mejor era un bife, huevo "estrellado" y papas fritas, y cuando sea mayor, pediría una Taquiña bien helada.

Se idealizaba no sólo el tren como transporte sino todo lo que ocasionaba su llegada a los predios de la estación ferroviaria. Tal vez duraban cinco o diez minutos de carga y descarga de las valijas de los viajeros o las bolsas de lona con cartas para mujeres analfabetas que esperaban noticias de sus hombres, maridos e hijos zafreros, mineros o soldados. El correista Rojas me pagaba unos centavos por leer esas cartas.

Minutos en los que don Benitin voceaba Los Tiempos, Cuéntame, Para Ti, Billiken y Puño Juerte. Y, dejaba al Jefe de Estación, el flaco Arce, unos billetes de lotería reservados con anticipación por algunos empleados de la Bolivian Railway entre ellos mi tío Gilberto.

Minutos en que el flaco Arce y su personal eran los dueños del lugar, mandaban y ordenaban. Firmaban guías de embarque, dictaban al telegrafista telegramas urgentes, daban encargos al conductor, lanzaban voces de mando, silbatos, banderas o lámparas con colores que se movían al ritmo de la urgencia de la partida.

El tren bufaba como animal, echaba humos negros y finalmente se escuchaba el último rugido de las bielas que anunciaba el primer movimiento que casi siempre era hacia atrás como para tomar impulso, chirriaban las ruedas, salían chispas del roce con los rieles y luego de un bufido corto y ronco se iba el tren a Buen Retiro con el furor y la fuerza del carbón de piedra. La cola del convoy donde estaba la cocina humeante se perdía en la pequeña curva de la escuela y dejaba Parotani sumida en la depresión.

La plaza quedaba vacía. Silencio. Las k´ateras se iban y los obreros de la maestranza ferroviaria retornaban a sus labores. La campana de la escuela sonaba llamando a las clases. Quedaba sólo un grupo de mujeres escuchándome leer las cartas de sus hombres.

Pero, Parotani no era ferrocarril, maestranza, obreros trabajando y mujeres escuchando, era sobre todo libertad rota por los horarios de la abuela Juana. Sonaba la campana del sereno. Eran doce campanazos al medio día, había que correr para llegar al almuerzo; seis en la tarde, se cenaba temprano, y doce en la noche que anunciaba el cese de la electricidad y de algún modo el fin de la vida. Entonces danzaban los árboles en la oscuridad y escuchaban los diálogos nocturnos de las lechuzas, sobre todo las de mal augurio.

Cuando todos dormían se escuchaba la voz del cinero Antezana, acompañado de su guitarra, cantando "Luna lunera cascabelera … ven y dile a mi chiquita por Dios que la quiero …" y mi tía Eva se movía y removía en el camastro, prisionera de su inocencia y de la moral familiar.

Dejé la estación de Parotani varias veces, pero volvía, siempre volvía, incluso cuando era un clandestino perseguido, pero, la primera vez volví para saber cómo quedó mi amigo Serapio el Sheriff; el golpe en la cabeza fue el más grave porque sus brazos siguieron trabajando como los de su padre. La gente decía que hablaba solo, me dijo: Hablo con ellos, existen, pero tú no los puedes ver. Hacía meses que vimos una película en el cine del Antezana, era una de marcianos, supongo que por eso me entregó una carta dirigida a Marte, quería irse en tren a otro planeta. Cuando le di el último abrazo antes de dejar todo por la revolución, mi amigo Serapio estaba feliz porque radicaba ya en otro planeta.

Volví después de 40 años y me encontré que Parotani era un invento de nuestras mentes de niños y adolescentes. Los Serapios y el cinero Antezana eran personajes de una saga; mi tía Eva y la Mimi eran quimeras.

La estación del ferrocarril es un esqueleto de cemento, las casas de los empleados, la de la abuela Juana, la del Ingeniero Jefe son escombros. Hasta el río Phutina enloquecido de ausencia se desvió de su lecho y enterró los rieles y el andén.

Soy como Serapio, Parotani existió, aunque ustedes no la vean.

sábado, 22 de julio de 2017

Mercosur respalda Corredor Ferroviario Bioceánico

El viceministro de Comercio Exterior e Integración, Clarems Endara, informó ayer que el Mercado Común del Sur (Mercosur) aprobó una declaración especial en la que respalda el proyecto del Corredor Ferroviario Bioceánico Central, propuesto por Bolivia, que unirá Puerto Santos de Brasil, en el océano Atlántico; con el puerto de Ilo, en el Perú, en el océano Pacífico.

“Hay que destacar una declaración muy especial que Bolivia ha solicitado (...) es la declaración de interés regional respecto al corredor ferroviario bioceánico central, que ahora cuenta básicamente con el respaldo de todos los países del Mercosur”, informó a los periodistas.

Endara dijo que esa declaración también fue respaldada por los países asociados a ese organismo, entre ellos, Chile, Perú y Ecuador.

Recordó que ese proyecto de integración también fue respaldado por la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur).

jueves, 20 de julio de 2017

Preparan cita presidencial para el tren de integración



Para la primera quincena de agosto se organiza una reunión de los presidentes de las naciones que formalizaron su incorporación al proyecto del Corredor Ferroviario Bioceánico de Integración (CFBI), que unirá los océanos Atlántico y Pacífico.

“Estamos proyectando una reunión para la primera quincena de agosto, una reunión presidencial acá en Bolivia”, indicó el ministro de Obras Públicas, Servicios y Vivienda, Milton Claros, al final de la reunión del gabinete de ministros en el Palacio de Gobierno.

El Corredor Ferroviario Bioceánico de Integración (CFBI) es un proyecto de más de 3.750 kilómetros de longitud que se extenderá entre los puertos de Ilo, en el océano Pacífico, y Santos, en el Atlántico.

El Gobierno boliviano, que impulsa la iniciativa hace más de cuatro años, realizó los estudios de prospección comercial; alternativas de trazo, trazado y alineamiento definitivo; corredor resultante y de evaluación ambiental estratégica.

Estos trabajos permitieron evidenciar los beneficios de la propuesta que reducirá los tiempos de exportación y una mayor conexión de los países.

Hasta lo que va del año, Bolivia firmó memorandos de entendimiento con Perú (4 de noviembre de 2016), Paraguay (2 de enero de 2017) y Uruguay (21 de abril de 2017), y solo resta que Brasil formalice su adhesión, pues ya designó a un equipo técnico que asiste a las reuniones periódicas que se celebran desde abril.

De hecho, Claros indicó: “En el tema técnico ha avanzado, nos hemos mantenido en las reuniones mensuales, si fuera un impedimento (los problemas políticos de Brasil), ellos no estuvieran participando, ellos siguen manteniendo ese interés por el proyecto”.

Indicó que solo se espera que Brasil fije la fecha para firmar el acuerdo.

La iniciativa despertó el interés de empresarios y Gobiernos de Francia, Suiza, Alemania y China, que apuntan a participar con capital financiero y tecnológico en el proyecto considerado por el presidente Evo Morales como el Qhapaq Ñan del siglo XXI.

La Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) apoya el proyecto, mientras que la CAF-Banco de Desarrollo de América Latina anunció que trabajará en un programa para determinar en qué medida colaborará en la consolidación del corredor.

miércoles, 5 de julio de 2017

Japón desarrolla un nuevo tren bala capaz de alcanzar los 360 km/h



La compañía ferroviaria japonesa JR East comenzará a probar en 2019 un nuevo modelo de tren bala Shinkansen (de alta velocidad) capaz de alcanzar los 360 kilómetros por hora, según confirmó este miércoles a Efe un portavoz de la empresa.

El modelo, bautizado Alfa-X, será la base para una nueva generación de trenes bala japoneses que la compañía pretende tener operativos para 2030, y su primer prototipo contará con diez vagones, explicó el portavoz.

El Alfa-X superará notablemente la velocidad de los Shinkansen que circulan actualmente por el trazado ferroviario nipón, entre los cuales los más rápidos son los de la serie E5 Hayabusa, empleados en la línea que conecta Tokio con la región de Tohoku (norte) y que alcanzan los 320 km/h.

La nueva generación de trenes bala japoneses comenzaría a operar al mismo tiempo en que está prevista la extensión de la línea de alta velocidad hasta la ciudad de Sapporo, en Hokkaido, la isla principal más septentrional del archipiélago nipón.

Por otra parte, JR Central, perteneciente al mismo grupo que JR East, está desarrollando un tren de levitación magnética (maglev) de superalta velocidad que iniciará su servicio comercial para 2027.

Esta línea, que será bautizada como "Chuo Shinkansen" y circulará a más de 500 kilómetros por hora, unirá inicialmente Tokio con Nagoya (centro de Japón) y posteriormente se ampliará hasta Osaka (oeste). (05/07/2017)