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viernes, 14 de enero de 2011

Patrimonio del ferrocarril de Guaqui fue catalogado

El Ministerio de Culturas elaboró 147 fichas de la inventariación de locomotoras, vagones y maquinaria industrial, el legado de un complejo ferroviario a orillas del lago Titicaca.

Edwin Conde Villarreal

El Ministerio de Culturas registró el patrimonio material proveniente del Complejo Ferroviario de Guaqui, conformado por antiguas locomotoras, vagones y maquinaria industrial. Las 147 fichas técnicas resultantes de la catalogación se entregarán hoy a las autoridades del municipio ubicado a orillas del lago Titicaca.

A inicios del siglo XX, y con la pérdida irremediable de la salida soberana al océano Pacífico (1879), el puerto de Guaqui, a orillas del lago sagrado, se transformó en una de las vías para la exportación de los productos nacionales, principalmente minerales. El puerto hace honor a su nombre en aymara, que para algunos historiadores significa “el trabajo de la tierra de forma compartida”. El templo del Apóstol Santiago, patrono de la población, se construyó en el siglo XVI.

Entre 1535 y 1545 los españoles Francisco Pizarro y Diego de Almagro se disputaron el terreno, de la cual el primero resultó triunfador. En la misma localidad nació Andrés de Santa Cruz, en 1792, y por esas tierras cabalgó el ejército libertario del Mariscal Sucre en su marcha triunfal y gloriosa a la ciudad de La Paz.

Algunos historiadores mencionan que la importante decisión de convertir a Guaqui en un puerto fue principalmente política. El escritor René Rodas menciona que la determinación llegó a cumplirse porque “la influencia fue mucha. Ismael Montes tenía muchas haciendas por esos sitios y José Manuel Pando era primo hermano del padre Solares, de Guaqui”.

Según los registros históricos, el 6 de agosto de 1901 funcionó la primera locomotora bautizada como el General Pando Número Uno. Al haberse concluido la construcción del ferrocarril y la Aduana Nacional en el puerto, los trenes y tranvías eléctricos llegaron a la estación de Challapampa, en La Paz, y de esta manera unieron, mediante los puertos de Mollendo y Matarani, a Perú y Bolivia. Un año después, el 14 de septiembre de 1902, se inauguró la línea de ferrocarriles entre el puerto de Guaqui y Viacha, y el 25 de octubre de 1903 pudo conectarse Guaqui con la ciudad de El Alto.

Los pobladores del lugar recuerdan que los lunes y jueves de cada semana se producía un espectáculo inigualable, esos días el tren iba desde la orilla del lago Titicaca hasta la hoyada paceña.

La historia registró que la minería y su bienestar en Bolivia parecía que hacía olvidar la ausencia de mar. Guaqui, entonces, fue punto obligado para el transporte de la riqueza del país. El pueblo creció y, según algunos de los vecinos, se abrieron cinco escuelas para recibir a los niños, además de un casino militar, y se construyeron edificios a orillas del lago sagrado de los Andes. Pero sus habitantes recuerdan un hecho muy lamentable: una mañana de 1985, el lago había inundado gran parte del puerto de Guaqui. Sus habitantes consideran que sólo quedó un 15 por ciento de sus pobladores.

Ahora el Ministerio de Culturas tiene el proyecto de convertir el lugar en un centro turístico del lago Titicaca. Un primer paso fue la inventariación de las viejas locomotoras, vagones y maquinaria industrial. Se tiene previsto también la construcción de museos en los que se exhibirá el legado del Complejo Ferroviario.


El gigante galpón de la maestranza

Según los registros históricos, más de 500 personas llegaron a trabajar en el Complejo Ferroviario de Guaqui, entre torneros, herreros, carpinteros, albañiles y estibadores, repartidos en un gran galpón con 1.800 metros cuadrados.

En la estructura, un ejército de mecánicos ponía a punto las locomotoras durante intensas horas de trabajo; el ruido producido por los metales que eran trabajados en el galpón era escuchado por los habitantes de Guaqui.

Esa riqueza histórica, un legado material del puerto del lago Titicaca, fue inventariado dentro de un proyecto para la construcción de un complejo, ahora de museos, que se convertirá en un importante centro turístico para la región lacustre y del altiplano.

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