Bruselas / EFE.- Al menos 18 personas resultaron muertas y 162 heridas en el accidente ferroviario que se produjo ayer en las cercanías de Bruselas.
“Normalmente no debería haber más víctimas en los trenes”, declaró el gobernador de la provincia de Brabante Flamenco, Lodewijk De Witte, durante una conferencia de prensa, aunque reconoció que por ahora no hay forma de saberlo con seguridad absoluta.
De Witte añadió que costará “cierto tiempo” conocer con certeza las causas del accidente ferroviario.
Los trabajos de desescombro y retirada de los restos de los trenes accidentados continúan durante la noche de ayer y parte de la mañana de hoy, aunque se espera que la vía quede inutilizada durante varios días.
El primer ministro, Yves Leterme, destacó en la misma rueda de prensa el trabajo “excepcional” de los servicios de emergencia en la asistencia a las víctimas de este accidente, que ha supuesto la catástrofe ferroviaria más grave en varias décadas en el país europeo.
Leterme, quien suspendió una gira por los Balcanes tras conocer el alcance del siniestro, intentó tranquilizar a la población al asegurar que se hará “toda la luz” sobre las causas del hecho luctuoso; pero pidió “serenidad” para que se efectúe la investigación judicial.
El accidente ocurrió hacia las 07.30 GMT de ayer, cuando un tren en movimiento colisionó por causas desconocidas con otro convoy que se había detenido entre las localidades de Halle y Buizingen, al suroeste de Bruselas.
El choque causó el vuelco de dos vagones de uno de los trenes y de un tercer vagón en el otro convoy.
La colisión fue “brutal”, según detalló el pasajero de uno de los dos trenes a la radiotelevisión pública RTBF, a la que explicó que el convoy en el que viajaba se encontraba en movimiento y no frenó hasta el momento del choque.
La colisión fue de tal violencia que algunos de los pasajeros salieron despedidos por las ventanas de los vagones, algunos de los cuales estaban llenos de viajeros, al ser la hora punta de entrada al trabajo.
“Ha sido horrible… el choque ha sido muy violento”, explicó otra viajera, quien destacó las escenas de pánico que se produjeron entre los viajeros, caídos entre los asientos y los pasillos tras el impacto. “El primer vagón era un horror”, añadió la pasajera de uno de los convoys.
Varios de los heridos graves han sufrido amputaciones traumáticas. Los heridos leves fueron trasladados a pie hasta un cercano centro deportivo, desde el que fueron enviados a hospitales o a sus hogares.
Los servicios de emergencia han trabajado sin descanso bajo la nieve para retirar a fallecidos y heridos en las camillas entre las vías hasta poder llegar a las ambulancias situadas en las proximidades. Uno de los trenes accidentados cubría el trayecto Quievrain-Lieja, mientras que el otro iba de Lovaina a Braine-Le-Comte.
“Normalmente no debería haber más víctimas en los trenes”, declaró el gobernador de la provincia de Brabante Flamenco, Lodewijk De Witte, durante una conferencia de prensa, aunque reconoció que por ahora no hay forma de saberlo con seguridad absoluta.
De Witte añadió que costará “cierto tiempo” conocer con certeza las causas del accidente ferroviario.
Los trabajos de desescombro y retirada de los restos de los trenes accidentados continúan durante la noche de ayer y parte de la mañana de hoy, aunque se espera que la vía quede inutilizada durante varios días.
El primer ministro, Yves Leterme, destacó en la misma rueda de prensa el trabajo “excepcional” de los servicios de emergencia en la asistencia a las víctimas de este accidente, que ha supuesto la catástrofe ferroviaria más grave en varias décadas en el país europeo.
Leterme, quien suspendió una gira por los Balcanes tras conocer el alcance del siniestro, intentó tranquilizar a la población al asegurar que se hará “toda la luz” sobre las causas del hecho luctuoso; pero pidió “serenidad” para que se efectúe la investigación judicial.
El accidente ocurrió hacia las 07.30 GMT de ayer, cuando un tren en movimiento colisionó por causas desconocidas con otro convoy que se había detenido entre las localidades de Halle y Buizingen, al suroeste de Bruselas.
El choque causó el vuelco de dos vagones de uno de los trenes y de un tercer vagón en el otro convoy.
La colisión fue “brutal”, según detalló el pasajero de uno de los dos trenes a la radiotelevisión pública RTBF, a la que explicó que el convoy en el que viajaba se encontraba en movimiento y no frenó hasta el momento del choque.
La colisión fue de tal violencia que algunos de los pasajeros salieron despedidos por las ventanas de los vagones, algunos de los cuales estaban llenos de viajeros, al ser la hora punta de entrada al trabajo.
“Ha sido horrible… el choque ha sido muy violento”, explicó otra viajera, quien destacó las escenas de pánico que se produjeron entre los viajeros, caídos entre los asientos y los pasillos tras el impacto. “El primer vagón era un horror”, añadió la pasajera de uno de los convoys.
Varios de los heridos graves han sufrido amputaciones traumáticas. Los heridos leves fueron trasladados a pie hasta un cercano centro deportivo, desde el que fueron enviados a hospitales o a sus hogares.
Los servicios de emergencia han trabajado sin descanso bajo la nieve para retirar a fallecidos y heridos en las camillas entre las vías hasta poder llegar a las ambulancias situadas en las proximidades. Uno de los trenes accidentados cubría el trayecto Quievrain-Lieja, mientras que el otro iba de Lovaina a Braine-Le-Comte.
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